¿Podemos predecir el futuro político?
El descalabro electoral de Allan Lichtman en las elecciones de EE. UU. nos recuerda que predecir el futuro en un mundo impredecible es absurdo
Allan Lichtman es un historiador estadounidense conocido por sus pronósticos electorales. Junto con Vladimir Keilis-Borok desarrolló en los años 80 un sistema de predicción basado en 13 llaves que consisten en 13 claves sencillas. En una sesión titulada Estrategia política, dirección de campañas y gobiernos impartida por Iván Redondo el 24 de octubre en la Universidad Internacional de Valencia, el exdirector de Gabinete de la Presidencia del Gobierno recomendó su lectura.
Veamos la novena clave como ejemplo: “Ningún escándalo: la administración en ejercicio no se ha visto contaminada en escándalos importantes”. Según este modelo, si el partido en el gobierno puede responder afirmativamente a más de la mitad de las 13 claves, se concluye que dicho partido ganará.
A finales de abril de este mismo año, Lichtman afirmó que “muchas cosas tendrían que salir mal para que Biden pierda”. A tan solo dos semanas del 5 de noviembre, sostuvo que Harris ganaría. ¿Se le puede reprochar el error? No, pero sí que insista en que el futuro es predecible y, además, puede caber en un método tan cuestionable.
La incertidumbre: ¿por qué no podemos predecir el futuro?
El problema principal al reflexionar sobre el futuro es que no sabemos lo que no sabemos, y aquello que desconocemos probablemente será más importante que lo que sí sabemos. Como es lógico, sobrevaloramos las variables que conocemos e infravaloramos las que no. Por ello, a menudo nos comportamos como el borracho del chiste que busca las llaves debajo de la farola porque ahí hay más luz.
Como hemos mencionado alguna vez, las grandes organizaciones, instituciones y empresas suelen trabajar con la regla del 70%: incluso la persona con más recursos del mundo debe conformarse con reducir la incertidumbre al 30%. Existe una correlación entre una toma de decisiones inteligente y la voluntad de reconocer o aceptar la incertidumbre. El exceso de confianza ante escenarios complejos suele ser un indicador fiable para reconocer a alguien que no está haciendo bien su trabajo.
Kahneman, una autoridad en el estudio del pensamiento y la toma de decisiones, afirmó que “es un error culpar a nadie de fracasar en sus predicciones en un mundo impredecible. Sin embargo, sería justo culpar a profesionales por creer que pueden tener éxito en una tarea imposible. Las pretensiones de tener intuiciones correctas en una situación impredecible significan cuando menos engañarse, y a veces algo peor”.
Alguien podría decir, con razón, que Lichtman tenía un buen historial de predicciones electorales. Kahneman continúa la anterior cita así: “En ausencia de elementos válidos, los ‘éxitos’ de la intuición unas veces se deben a la suerte y otras son mentiras”. Las explicaciones de Lichtman tras la derrota de Harris ponen de manifiesto la asimetría en la percepción de los sucesos aleatorios: atribuimos nuestros éxitos a nuestras destrezas y nuestros fracasos a sucesos externos que no controlamos.
Las nuevas tendencias políticas añaden dificultades a la hora de hacer pronósticos
Las dos últimas llaves de las 13 necesarias para llegar a la Casa Blanca del historiador norteamericano hacen referencia al carisma del candidato incumbente y del candidato opositor. Más allá de la evidente controversia sobre un indicador tan subjetivo como el carisma, este método no sería útil incluso si lo consideráramos válido para las décadas anteriores: el mundo ha cambiado, nosotros hemos cambiado y, en consecuencia, la política ha cambiado. Podríamos citar numerosos ejemplos, pero basta con uno: la ola antioficialista que ha erosionado la ventaja histórica que disfrutaban los partidos en el poder. Sobre este fenómeno hemos reflexionado en este boletín, y Nate Silver también ha escrito sobre ello.
Recordemos que hablamos de política, y la política la hacen seres humanos complejos, contradictorios y frágiles. Lichtman sostiene que el distanciamiento de Biden por parte de los demócratas fue un error. Yo, como la mayoría de analistas que he leído, opino lo contrario: la campaña de Harris cortocircuitó en el momento en el que no supo explicar qué habría hecho de manera diferente en el lugar de Biden. Si bien los datos de impopularidad de Biden y el gobierno se acercan más a nuestra tesis, debemos reconocer que varios de los elementos del diagnóstico del que parte una estrategia no se pueden medir de manera concluyente.
Tampoco podemos olvidar la importancia del azar. En el mundo, en nuestras vidas y en la política. En una campaña se condensan de forma acelerada un sinfín de variables, tendencias y contradicciones. La política no está determinada ni por un indicador ni por varios: está atravesada por la contingencia (nadie habría imaginado que Silvia Intxaurrondo se convertiría en una protagonista sorpresa en las elecciones del 23J de 2023). Y cada vez más en sociedades cada vez más volátiles. Por norma general, la sociedad no gatea: da saltos. Si me permitís la exageración, hoy somos igual de predecibles que el joven que se para después del sábado de las fiestas del pueblo en la churrería a las seis de la mañana mientras sujeta una copa aguachada con una mano y con la otra se sujeta el pantalón.
En defensa de la amplitud y la multidisciplinariedad
La historia la hacen los pueblos, pero son seres humanos de carne y hueso quienes deciden unas elecciones. Por eso, para comprender el comportamiento electoral cada vez es más importante el estudio multidisciplinar. ¿Es posible, por ejemplo, entender la política sin entender de psicología, social y conductual? David Epstein reivindica la amplitud frente a la tendencia a la hiperespecialización actual. La política es un entorno que denomina como “malo”, ya que las reglas son incompletas y las respuestas no suelen ser ni inmediatas ni precisas.
En estos entornos complejos, interconectados y rápidamente cambiantes, las predicciones son más difíciles porque incluso la experiencia puede reforzar lecciones erróneas. Se necesitan nuevas cartas de navegación para lanzarnos al océano, dice Juan Ponte. Sobran erizos y faltan zorros.
Philip E. Tetlock ha realizado algunos de los estudios más interesantes sobre pronósticos y pronosticadores. Una de sus primeras conclusiones fue que los llamados expertos acertaban lo mismo que un chimpancé lanzando dardos a una diana. En cuanto a adivinar tendencias a largo plazo, los expertos lo hicieron incluso peor de lo que lo habrían hecho las conjeturas al azar. Tetlock descubrió que había una correlación inversa entre lo conocido que era el experto y la eficacia de sus pronósticos.
Entonces, ¿el análisis prospectivo y la planificación estratégica no sirven?
Johnson Steven identificó ocho factores que dificultan la toma de decisiones con visión de futuro: las decisiones complejas implican múltiples variables, requieren un análisis de conjunto, nos obligan a predecir el futuro, indican diversos niveles de incertidumbre, implican objetivos contradictorios, albergan opciones no descubiertas, son propensas a sufrir deficiencias del sistema 1 del cerebro y son vulnerables a los errores de la inteligencia colectiva.
Las nuevas tendencias políticas añaden dificultades particulares a la tarea imposible de predecir el futuro. Sin embargo, esto no significa que los ejercicios de análisis, planificación o prospección sean inútiles. Por el contrario, son más imprescindibles que nunca, pero siempre que partan de un objetivo más modesto: reducir la incertidumbre. La tarea de los analistas, estrategas o pronosticadores no puede ser predecir el futuro, sino construir marcos de interpretación complejos y multidisciplinares, capaces de inhibir sesgos, prejuicios y dogmas.
He dedicado los últimos 13 años de mi vida y muchos recursos al estudio del comportamiento político, abarcando desde las campañas electorales hasta la comunicación. Solo cuando me abrí hacia nuevas áreas de conocimiento que iban más allá de lo que engloba la política tradicional, como la psicología conductual, comprendí lo poco que sabía. Mapas de incertidumbre es un nombre horrible en términos comerciales (era plenamente consciente de ello cuando lo decidí), pero lo importante es el trasfondo que se resume en el primer párrafo de su descripción:
“Para iniciar cualquier forma de navegación necesitamos un mapa. Los mapas revelan rutas potenciales, y para decidir cuál es la mejor necesitamos diversas herramientas para ampliar el foco. El objetivo del mapeo es ver, desde fuera y desde múltiples ángulos, la situación que se nos presenta”.
Para esto debemos servir quienes ayudamos a las personas que aspiran a cambiar el mundo de una u otra manera: no a predecir el futuro, sino a facilitar herramientas para interpretarlo mejor. En el intento de predecir el futuro tendríamos el mismo éxito que atrapando la niebla con las manos.
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Are You Charismatic or Charming?, de Ian Leslie en The Ruffian.
Las recomendaciones de la semana
Yo podría haber sido Fidel Castro, de Pablo Batalla (Lengua de trapo, 2024)
Pablo Batalla es uno de los escritos más prolíficos e interesantes de la izquierda. Es autor de algunos ensayos de referencia obligada de los últimos años, como Los nuevos odres del nacionalismo español (Trea, 2021). Además es colega, buena gente y gracioso. Un paisano, que dicen los asturianos. Diego Díaz ha escrito en Nortes una breve reseña sobre el último episodio nacional de la colección de Lengua de trapo.
Casa en flames, de Dani de la Orden (2024)
La filmografía de Dani de la Orden es más irregular que Guti, pero esta me sorprendió. De hecho, me parece una de las mejores películas españolas del año, y está siendo un año excelente. Todo lo que hacemos todos en esta vida es para sentirnos queridos. Está en Netflix.
El shout out de la semana
Todavía estoy haciéndome con Substack, pero ya he descubierto algunos boletines interesantes. Breiquin nius es uno de ellos, y además en el último artículo me ha citado. Aquí no somos ratas, somos raperos reales y compartimos el game, así que a suscribirse.
Nos leemos en Bluesky
Poco a poco va emigrando la gente del estercolero de X y va creciendo una comunidad muy sana. Este es mi perfil.
¡Gracias por la recomendación! Siempre es un placer leerte.
Por cierto, ya que hablas de psicología conductual... ¿Alguna lectura "fácil" para un ignorante como yo? Gracias