Muy interesante reflexión sobre la determinación. Pero ¿y si Douglas, al levantarse, hubiera recibido un golpe que le hubiera producido un aneurisma? ¿Y si Sánchez, con su determinación, deja noqueado al PSOE durante muchos, muchos años?
No sé cómo llegas a la convicción de que, pese al abandono de muchos votantes, Sánchez seguirá en 2027. Me gustaría saber más. A mí los números no me salen.
Todo eso, y más, le podía haber pasado a Douglas perfectamente. Así es. Es lo que suele ocurrir cuando te enfrentas a un adversario más fuerte, sea el poder económico o un boxeador. Pero también es cierto que quienes han hecho historia, la han hecho contra los pronósticos, contra lo que parecía imposible.
Por otra parte, no es convicción. En este mismo boletín escribí un artículo sobre la imposibilidad de predecir el futuro político (como deberían haber aprendido las derechas españolas tras el 23J, por cierto). Lo único que puedo tener son intuiciones partiendo del estudio de las dinámicas políticas, sociales y electorales. Es lo que tenía antes del 23J cuando el consenso demoscópico decía que Feijóo sería presidente. Aún así yo mantenía que las derechas no gobernarían porque, entre otros motivos, en estos contextos de crisis de autoridad los electorados de los partidos en el poder solo se movilizan en campaña y cuando se cumplen unas condiciones muy concretas. Hasta entonces, solo tenemos motivos racionales de gestión, y eso es un rollo especialmente hoy. Creo que todavía hay margen.
Hola Ángel
Muy interesante reflexión sobre la determinación. Pero ¿y si Douglas, al levantarse, hubiera recibido un golpe que le hubiera producido un aneurisma? ¿Y si Sánchez, con su determinación, deja noqueado al PSOE durante muchos, muchos años?
No sé cómo llegas a la convicción de que, pese al abandono de muchos votantes, Sánchez seguirá en 2027. Me gustaría saber más. A mí los números no me salen.
Todo eso, y más, le podía haber pasado a Douglas perfectamente. Así es. Es lo que suele ocurrir cuando te enfrentas a un adversario más fuerte, sea el poder económico o un boxeador. Pero también es cierto que quienes han hecho historia, la han hecho contra los pronósticos, contra lo que parecía imposible.
Por otra parte, no es convicción. En este mismo boletín escribí un artículo sobre la imposibilidad de predecir el futuro político (como deberían haber aprendido las derechas españolas tras el 23J, por cierto). Lo único que puedo tener son intuiciones partiendo del estudio de las dinámicas políticas, sociales y electorales. Es lo que tenía antes del 23J cuando el consenso demoscópico decía que Feijóo sería presidente. Aún así yo mantenía que las derechas no gobernarían porque, entre otros motivos, en estos contextos de crisis de autoridad los electorados de los partidos en el poder solo se movilizan en campaña y cuando se cumplen unas condiciones muy concretas. Hasta entonces, solo tenemos motivos racionales de gestión, y eso es un rollo especialmente hoy. Creo que todavía hay margen.