La financiación singular de Cataluña y la pendiente resbaladiza plurinacional
El acuerdo alcanzando entre el PSC y ERC puede ser, al mismo tiempo, una oportunidad y una amenaza. ¿Podría el federalismo aplicar la estrategia de la pendiente resbaladiza?
Esta es la segunda edición de Mapas de incertidumbre, el boletín que pretende ser un servicio para ayudarte a ordenar reflexiones, ahorrar tiempo y compartir conocimiento cada semana. El formato del contenido consistirá, con variaciones, en un artículo propio, una selección de los mejores artículos publicados durante la semana y unas recomendaciones.
En un folio
La financiación singular de Cataluña y la pendiente resbaladiza plurinacional
Hubo algo que me llamó la atención durante el debate sobre el acuerdo alcanzado entre el PSC y ERC. ¿Cómo es posible que tanto los defensores de la financiación singular de Cataluña como sus detractores defiendan, como argumento arrojadizo contra los demás, un debate que no esté “madrileñizado”? Desde Cataluña era previsible y se entiende, pero Máriam Martínez-Bascuñán y Pablo Simón, por ejemplo, también nos advirtieron en un buen artículo que “España no empieza y acaba en la M-30”.
La mención a Madrid parece evidenciar que unos y otros parten de un mismo diagnóstico: el cuestionamiento del actual modelo y la impugnación del papel que juega la Comunidad. Algo así como el “centralismo madrileño” quedaría en la intersección de un diagrama de Venn, pues su cuestionamiento es compartido desde las distintas posiciones.
El debate no es fácil porque a la diferencia de posicionamientos políticos tenemos que sumar el sesgo del enfoque. Si en “la izquierda estatal” no hay una lectura unívoca no es solo por diferencias ideológicas y programáticas inherentes a su composición. Las cuestiones políticas de enjundia se pueden mirar desde muchos ángulos porque su análisis es multifactorial. Desde dónde se miren influye en que la interpretación sea una u otra, y ningún ángulo será suficiente. El sesgo del enfoque nos dice que nada es tan importante como creemos cuando estamos enfocados en ello. Por eso, a veces ocurre que tienen razón dos personas que defienden posiciones contrarias: cada una se enfoca en un elemento diferente (una en el principio de ordinalidad y otra en el cerrojo institucional, por ejemplo).
Lo llamativo de este debate es que el enconamiento actual favorece al statu quo, al “centralismo madrileño” que todo el mundo parece cuestionar. El federalismo no lo tiene fácil: acierta en el diagnóstico (la tentación de confederalización del norte), pero al mismo tiempo corre el riesgo de ser visto como un freno a un posible “avance plurinacional”. Porque la financiación singular de Cataluña sería un avance plurinacional, aunque esto (esto y todo, en realidad) no necesariamente positivo desde una posición federal.
Para ganar el debate sobre la ley del aborto, el Gobierno y sus aliados implementaron la estrategia de la pendiente resbaladiza. Los conservadores estaban en contra por una cuestión moral: un feto es una vida y, por tanto, el aborto es un crimen. Desde esa posición de partida no había nada que discutir. Sin embargo, no pudieron mantener la posición bajo algunos supuestos: malformaciones, peligros para la madre, etc. En términos morales estrictos, una vida es una vida y un aborto es un crimen, pero introduciendo supuestos el Gobierno y sus aliados fueron al núcleo moral del argumento conservador. El debate se desacralizó, bajo a la tierra. Si el aborto era posible en algunos casos, no sería tan sagrado. A partir de ahí, ya era más fácil enmarcar el debate en la libertad individual de las mujeres, cuyos cuerpos no deben ser manejados ni por políticos ni por curas.
El debate en Cataluña abre una oportunidad histórica para debilitar uno de los núcleos conservadores de la configuración del Estado: un modelo territorial intocable. La sensación que me queda desde una relativa distancia es que el federalismo está diciendo “no”, cuando podría aprovechar la oportunidad para decir “avances plurinacionales sí, así, así y así”. Como andaluz, no puedo esperar a que el federalismo andaluz tenga una agencia política de enjundia como para sentarse en la mesa y decir “ahora que estamos todos, debatamos”. Parece más útil aprovechar sinergias e identificar unos supuestos (siguiendo con el ejemplo del aborto) que permitan construir una pendiente resbaladiza entre todos los sectores que convergen en el cuestionamiento del “centralismo madrileño”.
En noviembre de 2017, cuando el independentismo catalán estaba en su peak, escribí lo siguiente: “Esas diferencias [plurinacionales] no pueden servir de coartada cultural para legitimar posturas insolidarias que acaben en un norte confederado y en un sur a una segunda velocidad”. El argumentario federal me lo sé, pero más allá de acertar en el diagnóstico, en este caso señalando riesgos y amenazas, la pregunta es: ¿cómo aprovechamos los recursos con los que contamos hoy para empujar la flecha hacia la dirección que queremos? Si lo que hacemos no altera la dirección de la flecha, sirve de poco. Y, en ese caso, sale beneficiado el statu quo: el “centralismo madrileño” que todo el mundo parece impugnar.
Los 10 (+5) artículos imprescindibles de la semana
Aunque estamos ante la que es probablemente la semana más inactiva del año debido a las vacaciones, la producción intelectual de artículos interesantes no para. Shot out para quienes no le aflojáis.
La fragilidad electoral de Daniel Noboa, de Javier Rodríguez en GK.
Hace tan solo unos días, la Revolución Ciudadana designó a Luisa González (candidata en 2023) y a Diego Borja como binomio para las elecciones de febrero. La fórmula puede alterarse en función de las alianzas, como viene señalando Andrés Arauz (candidato en 2021), pero de momento González y Borja afrontan un dilema: el correísmo es la fuerza política mayoritaria en Ecuador, pero por sí mismo es incapaz de sumar el 51% de los apoyos. Daniel Noboa, por el contrario, se apoyó en una base raquítica que logró incrementar de manera exponencial gracias a recoger el voto instrumental de muchos y diversos sectores. Esa fue la clave de su éxito electoral y ahora es, al mismo tiempo, una de las claves de su fragilidad.
¿Puede una palabra derrotar a Donald Trump?, de Antoni Gutiérrez-Rubí en El País.
Hace unos días lo comentaba con Jorge Moruno, que de palabras entiende un rato. El maestro Gutiérrez-Rubí lo analiza con su concisión tan característica.
El ágora de las ciudades errantes, de Irene Vallejo en Milenio.
Vallejo escribe como ella sola y consigue dotar a muchos de sus artículos de una profundidad política tan interesante como elegante. Lleva unos meses escribiendo unas columnas que bien podrían recopilarse en una antología titulada Columnas de la fraternidad.
Llevo 20 años midiendo mi felicidad en un diario y esto es lo que he aprendido, de Alejandro Cencerrado en El País.
Aprender que la tristeza y los días malos siempre nos acompañarán, en mayor o menor medida, a lo largo de nuestra vida, es fundamental para identificar, entre otras cosas, a los vendedores de autoayuda.
Emiliano Bruner, paleoneurobiólogo: “Con este gran cerebro, somos monos inteligentes y tristes”, entrevista de Jessica Mouza en El País.
“Se nos da tan bien proyectar en el pasado y en el futuro, que empezamos a crear mundos que no existen y, finalmente, el presente se hace chiquito, mientras que el pasado y futuro se hacen gigantes. Y este pasado y futuro empiezan a teñirse de inseguridad, miedos, incertidumbres, tristezas, melancolías y esto aplasta nuestro presente y aplasta sobre todo nuestra capacidad de respuesta psicológica”. Llevo aproximadamente un año intentando adentrarme en la neurociencia y su relación con la economía conductual y, en última instancia, el comportamiento electoral. Sin demasiado éxito. Traeré recomendaciones de este tipo con asiduidad precisamente por lo mismo.
Despreciar al otro: la derrota del diálogo, de Lola López en El País.
No conocía a López, sinceramente, pero me ha gustado este artículo en el que reivindica la duda. De omnibus dubitandum: sería recomendable recuperar una de las máximas favoritas de Marx y no solo para arrojársela a sus detractores.
Cuando los multimillonarios bromean y el planeta arde, de Alberto Garzón en eldiario.es.
Garzón tiene un newsletter en este mismo espacio en el que de momento almacena los artículos publicados en otros medios, pero me consta que no tardará mucho en publicar contenido exclusivo. Puedes acceder a él para suscribirte aquí.
¿Crece el rechazo a los impuestos?, de Carles Castro en La Vanguardia.
Castro es un analista electoral imprescindible. Como no puede ser de otra manera, analiza sentimientos y comportamientos que, en última instancia, explican en cierta medida el comportamiento electoral. Escribe cada dos o tres semanas en La Vanguardia.
Mi reino por un pueblo, de Marina Perezagua en El País.
Como pueblerino convicto y confeso que ha vivido unos años en los mentideros de Atocha, este artículo me interpela. Y me convence. Se puede reivindicar una vida sana —a todos los niveles— en el pueblo sin necesidad de recurrir a nostalgias idealizadas y trasnochadas.
José Luis Manzano: el trágico final del James Dean quinqui, de Ada Nuño en El Confidencial.
He buscado en FilmAffinity cuándo vi (y puntué) El Pico (Eloy de la Iglesia, 1983) por curiosidad. Mayo de 2012. Me dejó alucinando y no paré hasta que encontré una camiseta con el título, el tricornio y la jeringuilla. Tengo una lista en FilmAffinity de mis películas favoritas del cine quinqui, un ¿género? que me fascina. Nuño realiza un recorrido por la que es su figura más representativa. No sé si esto también sería exactamente memoria histórica, pero que es de justicia, seguro. Todavía hay que seguir el rastro del dinero que dejaba el polvo maldito.
Bonus. Recomiendo todos los artículos por igual, pero 10 es un número demasiado redondo como para que mi TOC me permita renunciar a él y en la imagen que comparto en X solo caben unos 10 títulos.
Sarah Watling: “Si queremos que sobreviva la democracia, es un deber cívico entender la cantidad de grises que entraña la vida”, entrevista de Esther Peñas en Ethic.
Walting ha escrito un ensayo sobre los intelectuales, y especialmente, las intelectuales, que apoyaron a la República desatando una de las mayores olas de solidaridad más loables de los últimos tiempos.
Soltarse el pelo, de Pablo Batalla en Público.
No exagero si digo que Batalla es uno de los mejores articulistas de este país. En sus columnas siempre hay algo interesante e irradia erudición. En esta ocasión, en uno de esos ejercicios de disección de la cotidianidad, nos habla de lo que hay detrás de soltarse el pelo.
El retorno de los comunes: límites y desafíos, de César Rendueles en Revista común.
Rendueles es otro de los imprescindibles. Hace unos años Pedro Sánchez recomendó su Contra la igualdad de oportunidades (Booket, 2023) y aún así su crédito no se ha visto resentido dentro de la izquierda en la que se inscribe.
Trump’s Crucial Power Has Been Neutralized, de Jeff Greenfield en Politico, y How Harris Has Completely Upended the Presidential Race, in 14 Maps, de Doug Sosnik en The Washington Post.
Café para cafeteros. Dos artículos que analizan la evolución de la campaña de Harris durante las últimas semanas tras la confirmación del nuevo ticket electoral. Greenfield hace un análisis sobre el juego de posicionamientos y Sosnik aporta un análisis cuantitativo sobre las claves electorales de la victoria de Harris.
Recomendaciones para ampliar el foco: un libro y un documental
Influencia, la psicología de la persuasión, de Robert B. Cialdini (HarperCollins, 2022).
Si te interesa el comportamiento humano, la comunicación o, más particularmente, la persuasión, este libro es un clásico imprescindible. En 2022 salió una nueva edición revisada y ampliada. ¿Por qué algunas personas nos generan una mayor atracción que otras? ¿Por qué podemos vernos influenciados más por unas que por otras? ¿Qué tienen en común todas las personas persuasivas? Esto nos lleva a la siguiente recomendación.
Masacre en la secta: Jonestown (Marian Mohamed, 2023).
Un caso espectacular. Jim Jones organizó una comunidad de desheredados aprovechándose de una retórica libertaria. Construyeron un pequeño pueblo de funcionamiento comunal alejado de la civilización degradadora. Aquello terminó en uno de los mayores suicidos/asesinatos en masa de la historia: más de 900 personas perdieron la vida. ¿Cómo fue posible que llegaran a ese punto? El documental no indaga demasiado en ello, pero Cialdini menciona el caso en un par de ocasiones en el libro. La miniserie documental, de dos capítulos, está disponible en Disney+.